Actualidad

Gestión de estrés y liderazgo positivo en situaciones de crisis
3 abril, 2020
El pasado 27 de marzo, nuestra directora de Formación, Talento y Empleo, Sarai Fernández, impartió un taller online en abierto sobre cómo gestionar el estrés en la actual situación de crisis sanitaria, especialmente, dentro de la empresa. En este artículo, comparte las principales conclusiones y te dejamos el acceso al vídeo completo de la sesión.

10 de marzo. Nuestro director general, viendo lo que comienza a suceder, intenta ser lo más preventivo posible y, tras reunirse con nosotros, nos dice: “A partir de mañana trabajamos en casa, esto se está poniendo feo”. Así que, cuando acaba la jornada, cogemos ordenadores y a casa. Todos los canales y todas las noticias apuntan lo mismo, confinamiento hasta nueva orden, han saltado todas las alarmas. “Alarma”, bendita palabra, que nos lleva a otra, “alerta”, y, así, se pone en marcha nuestro nivel de activación para que estemos preparados para lo que pueda venir. «¿Qué está pasando ahí fuera?», se pregunta nuestro sistema límbico, y, ante tal incertidumbre, decide sacar sus defensas.

Comenzamos a trabajar en una situación de crisis con toda la tensión que ello conlleva. De modo que, ahora, es nuestra cabeza la que comienza a buscar una estrategia —»¿qué es lo que viene?, ¿sabré enfrentarme a esto?»—. El problema con el que se encuentra cuando busca las respuestas a esas preguntas es que no tenemos certezas, sólo incertidumbre; no tenemos aprendizajes sobre esta situación. Y, por eso, nuestro sistema cognitivo comienza a sentirse vulnerable: no tiene el control, lo que lo obliga a estar en constante alerta por lo que pueda venir. Este estado de alerta provoca en nosotros una sobreactivación, por lo que aquello que era una defensa se va convirtiendo en estrés.

Pero ¿qué es el estrés?

Para empezar, es importante que no lo demonicemos ya que no es malo en sí mismo; por el contrario, nos ayuda a estar preparados para reaccionar lo más rápido posible ante una situación de peligro.

Por otro lado, si nos ceñimos a la física, el estrés es la aplicación de fuerzas sobre un cuerpo. Esas fuerzas lo obligan a adaptarse en forma para no romperse. Del mismo modo sucede con nuestro sistema cognitivo, por lo que dependerá de nuestro sistema de afrontamiento el que podamos adaptarnos a los sucesos que acontecen.

El estrés se convierte en un problema cuando esa sobreactivación —que genera, en este caso, el estado de alerta, por ejemplo— rompe el equilibrio homeostático de nuestro organismo, lo que quiere decir que nuestros recursos se van a paliar ese estado y, por lo tanto, no podremos utilizarlos para otros cometidos… o, lo que es lo mismo, no puedo concentrarme, no consigo mantener mi atención, no proceso o no recuerdo temas importantes o tengo tanta tensión que me ha generado angustia y -en los procesos más desadaptativos- la tan temida ansiedad.

¿Qué podemos hacer para reducir el impacto en nosotros y en nuestro equipo?

La parte más sencilla de la solución está en seguir ciertas pautas como:

  • Controlar las situaciones que disparan las reacciones de alarma: reconocer las situaciones y cambiar los entornos.
  • Actuar sobre la respuesta fisiológica: relajación.
  • Descubrir y cambiar los pensamientos distorsionados: nuestras propias pruebas de realidad.
  • Fortalecernos contra el estrés, aceptar nuestras emociones y reconocer nuestra capacidad.

Estas pautas van acompañadas de una serie de técnicas que podrás ver en el video que te dejamos a continuación, donde las explicamos paso a paso junto con algunas estrategias para crear los ecosistemas adecuados con nuestro equipo.

Y recuerda siempre que las directrices hacia el equipo ante una situación de crisis se basan en la humanización de las tecnologías en estos tiempos y, concretamente, en la inmediatez, la proximidad, la simplicidad y la expectativa de recuperación.

Sarai Fernández, directora de Formación, Talento y Empleo de Adigital