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Future Thinking: porque hay 5 cosas que podrían pasar en la próxima década… o no
23 enero, 2020

Todos nos preguntamos sobre el futuro; unos abiertamente, otros para nuestros adentros. Hay incluso quienes gritan sus conclusiones a los cuatro vientos, como han hecho desde siempre los escritores de ciencia ficción. De hecho, es gracias a ellos que tenemos ahora referencias con las que medir nuestro presente y, por eso, hace solo unos meses nos preguntamos cuánto se parecía nuestro 2019 al que había dibujado Phillip K. Dick en su Do androids dream of electric sheeps?

Así que en Adigital hemos decidido recoger el guante (ya nos tocaba) y ponernos a dibujar escenarios de futuro posible. Y de ese ejercicio sesudo y liberador, a partes iguales, han nacido estas cinco preguntas. ¿Nos ayudas con las respuestas?

1. ¿Qué pasaría si desaparecieran las redes sociales?

Dicen las estadísticas que, a día de hoy, la mitad de la población mundial (3.500 millones de personas) utiliza las redes sociales. Por supuesto, ese dato no tiene en cuenta ni los perfiles duplicados, ni los falsos, ni los manejados por bots. Sin embargo, aun conociendo la cifra y pudiéndola sacar de la ecuación, seguiría siendo incuestionable el impacto que las redes sociales han tenido en nuestras vidas: son la principal herramienta de gestión de nuestras experiencias privadas y profesionales. Pero ¿qué pasaría si dejaran de existir?


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Mientras algunos juegan con la idea de la desaparición y extinción masiva del ser humano ante tal pérdida (tenemos pruebas fehacientes en el pánico que se despierta a nuestro alrededor cada vez que ‘se cae’ Whatsapp), el sentido común de otros apunta a que, tras un primer periodo de desenganche y duelo, posiblemente volveríamos a renacer con herramientas más sofisticadas y útiles para nuestras vidas. Aunque no son las únicas propuestas, porque ya hay miembros de la Gen Z que están huyendo (voluntariamente) de estas plataformas. Estamos deseando saber cuál será la apuesta ganadora.

2. ¿Qué pasaría si las personas pudieran gestionar sus datos en internet?

La cantidad de datos creados en todo el mundo en 2018 alcanzó los 33 zettabytes. Para entendernos, un zettabyte equivale a 1.000 millones de terabytes, que a su vez es 1 billón de gigabytes, que a su vez… Ehm… Hemos perdido la cuenta, pero seguro que te sirve para hacerte una idea.


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Llevamos en nuestros bolsillos algunos de los dispositivos de rastreo y vigilancia más eficaces que se han creado en la historia de la Humanidad −y a los que, poco a poco, vamos sumando relojes, electrodomésticos y coches−. Cada llamada, mensaje o fotografía subida a una red social, cada búsqueda de alojamiento para nuestras vacaciones e incluso nuestro ritmo o nuestras pulsaciones al caminar, dejan una huella digital. Pero ¿cómo sería nuestra vida si pudiéramos saber qué tipo de información circula sobre nosotros, y decidir quién y cómo la puede utilizar? En el mejor de los casos, cambiaría nuestra relación con instituciones y empresas; en el peor, podría suponer el fin de la era de internet.

3. ¿Qué pasaría si, finalmente, pudiéramos hacerlo todo con la voz?

A estas alturas, a pocas personas le serán desconocidos términos como smart speaker o asistente virtual. El primero (con 2 millones de usuarios en España) se refiere al hardwareal altavoz que ya ocupa un lugar central en muchas casas; el segundo, al software que nos permite interactuar con dicho altavoz −o también con nuestro teléfono móvil− usando simplemente nuestra voz.


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Lo que son las cosas… Después de décadas aprendiendo el lenguaje de las máquinas (el teclado, el ratón), ¡por fin conseguimos comunicarnos con ellas usando la más innata y humana de las herramientas, nuestro lenguaje oral! Desde luego, la historia promete, especialmente para las compañías. Las más avezadas ya están empezando a desarrollar su propia personalidad auditiva y poniendo a prueba la relación con sus usuarios a través de este nuevo touchpoint, pero estamos convencidos de que el camino estará lleno de sorpresas.

4. ¿Qué pasaría si tu capacidad para contratar al mejor talento dependiera de tu sostenibilidad?

Incendios desmedidos e incontrolables en Australia; previamente, en Brasil; temperaturas que no dejan de subir, nuevas especies en extinción… Hace tiempo que los más jóvenes escucharon la llamada y se lanzaron a la calle a pedir cuentas y advertir que no hay marcha atrás. Así que podremos definirlos de muchas maneras, pero, desde luego, no podremos negarles la capacidad para anteponer sus valores a todo lo demás. ¿También a un empleo?

Cada vez más datos apuntan a que existe una correlación directa entre la capacidad de una empresa de captar y retener talento y el orgullo de pertenencia de sus trabajadores. Y con las nuevas generaciones no parece que esto vaya a variar.


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No podemos asegurar el cambio absoluto en el paradigma de reclutamiento, pero lo que sí tenemos claro es que las empresas se enfrentan a un desafío determinado por el comportamiento y preferencias de los jóvenes. Son ellos quienes tienen el protagonismo, quienes, generación tras generación, van reclamando un espacio único con expectativas, intereses y necesidades diferentes. Si las empresas quieren empleados comprometidos deberán comprometerse con los valores de los mismos. No hacerlo tendrá consecuencias en su imagen pública y en su cuenta de resultados.

5. ¿Qué pasaría si las personas se convirtieran en el dispositivo?

Y llegamos a la última pregunta, con el corazón dividido, porque no sabíamos si eran más en número quienes abogan por la desconexión digital o quienes, por su parte, creen que en el futuro el ser humano solo existirá como ente mejorado por la tecnología.

Desde luego, eso de estar tuneados no es nada nuevo. Llevamos años haciéndolo: puede dar fe cualquier persona que lleve encima una prótesis de rodilla o un marcapasos. Sin embargo, no es exactamente eso en lo que estábamos pensando.


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Si no nos equivocamos, lejos de ser una excepción o una necesidad, añadir dispositivos a nuestro cuerpo acabará siendo tan trendy como lo fue en su época hacerse un tatuaje. Que si un sensor de vibraciones por aquí, que si un microchip por allá, que si implantes oculares que grabarán nuestras vidas en full HD en tiempo real (¡gracias Charlie Brooker!)… A este paso las marcas podrán enviarnos mensajes, imágenes y cualquier estímulo que se les ocurra directamente a nuestros cerebros sin pasar por ningún otro sentido. Que los clientes estemos o no por la labor ya será otra cuestión.

Y tú, ¿cómo lo ves?

Por nuestra parte, lo que tenemos claro es que no estamos dispuestos a acabar 2020 sin tener respuesta a todas estas preguntas. Por eso, hemos creado una nueva serie de encuentros Future Thinking en los que reunir buenas dosis de investigación, un sinfín de expertos y gente que comparta nuestra filosofía Think Punk. Los detalles los desvelaremos en unos días, así que, si quieres saber más, mantén un ojo bien pegado a nuestros canales sociales y nuestra web ?

Future Thinking