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La vuelta a la normalidad tras el COVID-19 nos obligará a repensar el modelo de movilidad urbana
21 abril, 2020
Mucho antes de esta crisis, la movilidad de las ciudades ya presentaba numerosas deficiencias que había que solucionar. Tenían que ver con la congestión de los centros urbanos, con los perjuicios que esto causaba en el medioambiente y el bienestar de la ciudadanía. Sin embargo, dentro de la gravedad de la situación, el confinamiento nos ha traído otras consecuencias inesperadas pero positivas, como la reducción en los niveles de contaminación de las ciudades. Por eso, el colectivo de empresas de movilidad inteligente y compartida integrado en Adigital, Smart Mobility, advierte hoy de que cualquiera de las propuestas que surjan para la vuelta a la normalidad no puede pasar por alto las lecciones aprendidas y debe contemplar la micromovilidad como un servicio clave para la ciudadanía.

Para Smart Mobility, la micromovilidad es un aliado fundamental para mantener el distanciamiento social tanto en la fase de desescalada como en el largo plazo. Con la relajación de las medidas de desconfinamiento, los ciudadanos recuperarán la movilidad y volverán a desplazarse, pero la congestión del transporte público podría elevar el riesgo de contagio. En este contexto, el coche privado tampoco parece la opción adecuada, ya que las partículas contaminantes provocan una mayor propagación y virulencia del coronavirus, como señalan recientes estudios. De este modo, el sharing proporciona una solución de transporte puerta a puerta, sin horario fijo y manteniendo el distanciamiento social.

Por otro lado, al usar vehículos libres de emisiones contaminantes, se contribuiría a mantener los bajos niveles de contaminación que se han alcanzado durante el confinamiento. Basta con recordar que, en estas semanas, la calidad del aire ha mejorado significativamente (el índice ICA está por debajo de 50), por lo que no adoptar medidas y soluciones para intentar mantener los niveles de contaminación a raya sería una oportunidad perdida.

El transporte unipersonal (bicicletas, motos y patinetes) ha sido recomendado como uno los mejores modos de movilidad para hacer los desplazamientos permitidos durante y después de la cuarentena por el Ministerio de Sanidad, y también se ha referido a estas alternativas de transporte, en los últimos días, la propia Ministra para la Transición Ecológica. Teresa Ribera ha asegurado que pedirá a sus equipos de clima y de calidad del aire estudiar medidas para implantar el uso de la bicicleta como principal medio de transporte para mantener el distanciamiento social al concluir el confinamiento.

Ayuntamientos como el de Barcelona y el de Vitoria también coinciden en estos puntos. De hecho, el consistorio madrileño ha decidido reanudar la actividad de BiciMAD el próximo miércoles 22 de abril tras evaluar y poner en marcha las medidas necesarias para prestar el servicio con seguridad.

En este sentido, las empresas de movilidad compartida están comprometidas con contribuir en la “estrategia de salida”, tomando las medidas necesarias para garantizar la seguridad de sus usuarios, y piden la cooperación de los ayuntamientos para promover el desarrollo de estos sistemas de movilidad y su uso entre los ciudadanos, así como la creación de carriles específicos o espacio de aparcamiento para vehículos de dos ruedas.

“Hay ciudades de todo el mundo que están cerrando temporalmente calles al tráfico y habilitando carriles bicis para que los trabajadores puedan desplazarse de una forma más sostenible y segura. Es el momento de recuperar el espacio que ocupan los coches privados en la ciudad para usarlo en favor de la ciudadanía y de aprovechar el potencial que representan motos, bicis y patinetes compartidos”, asegura José Luis Zimmermann, portavoz de Smart Mobility.

Las empresas integradas en Smart Mobility recuerdan que son muchos los aspectos de nuestras vidas que van a cambiar una vez se supere esta situación de emergencia global, y una de ellas será la movilidad. En este contexto, la micromovilidad tiene que ser contemplada como una de las soluciones a largo plazo para que las ciudades consigan alcanzar sus objetivos de sostenibilidad y multimodalidad.

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